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Febrero 26, 2024
La brecha salarial de género retrocede en 2023 y la última década anota el menor promedio histórico
En los últimos diez años, el promedio de ingresos entre los cotizantes del sistema de AFP fue un 13,4% más alto para los hombres. El indicador es más bajo que en los dos decenios anteriores, pero retrocedió solo 2,9 puntos en todo el período.
La diferencia salarial entre hombres y mujeres ha disminuido a lo largo de los últimos 30 años, pero la magnitud del retroceso ha sido moderada.
De acuerdo con la evolución histórica del ingreso imponible de los cotizantes de AFP que registra la Superintendencia de Pensiones, el ingreso medio de los hombres fue un 13,4% más alto que el de las mujeres en la última década, en promedio. Esa brecha es menor al promedio registrado entre 2004 y 2013 (15%) y entre 1994 y 2003 (16,3%), pero da cuenta de que el avance acumulado en todo el período de análisis fue acotado.
En la evolución más reciente, de hecho, se observa que si bien hubo disminuciones más o menos consistentes a partir de 2012, la brecha salarial de género tiende a estancarse en los valores exhibidos antes de la pandemia del covid-19.
Aunque 2020 —cuando la crisis sanitaria impactó con mayor intensidad la actividad económica— es el punto más bajo del registro, entre los especialistas notan que son datos distorsionados por la menor participación laboral femenina en segmentos de menores ingresos.
Diferencia persistente
Al cierre de 2022, la brecha fue de 14,3%. Bajó a 12,9% un año después, dado que el ingreso imponible promedio de las mujeres (+10,8%) aumentó más que el de los hombres (+9%). Sin embargo, también hubo 50.000 cotizantes menos, en el caso de las mujeres, y 107.847 menos, en el caso de los hombres.
Carmen Cifuentes, investigadora de Clapes UC, considera que, pese a la disminución, la diferencia salarial no da cuenta de un escenario positivo: “Muestra una persistencia en las disparidades salariales entre hombres y mujeres a lo largo del tiempo, a pesar de los esfuerzos por cerrar esta brecha. Esta falta de mejora sustancial indica que los avances para cerrar las diferencias salariales no han sido suficientes o no han ocurrido a la velocidad deseada”.
A su juicio, la acotada mejoría en las cifras es especialmente preocupante en un contexto donde “a pesar de los avances en áreas como la educación, donde las mujeres superan a los hombres en términos de resultados educativos, persisten diferencias sociales y económicas fundamentales entre los géneros”.
La directora ejecutiva del Instituto de Directores, Fadua Gajardo, cree que los avances de las últimas décadas son valorables, pero el sector privado debe profundizar en su diagnóstico interno para diseñar mejores políticas de compensación. “Cuando tú miras las empresas que reportaron bajo la norma 461 de la Comisión para el Mercado Financiero, que son las más transadas, te das cuenta de que más del 50% de las compañías que reportaron no cuentan con políticas de diversidad, ni tampoco para mirar las diferencias salariales. Lo que no se mide, finalmente, no está en la retina”, critica.
Cifuentes agrega que una manera de enfrentar la situación apunta a “continuar con un cambio cultural progresivo que desafíe los estereotipos de género y promueva la equidad en todos los ámbitos, así como fomentar la participación de las mujeres en áreas no tradicionales y eliminar los obstáculos relacionados con la maternidad en el lugar de trabajo”.
Menor ritmo
En términos reales, reajustando los montos de la serie histórica en función del valor de la UF a diciembre del año pasado, el ingreso imponible en Chile ha crecido a un ritmo de 3,4% a contar de 1993. Sin embargo, el paso de las décadas también muestra una ralentización en el ritmo de esa expansión, que promedió 4,9% entre 1994 y 2003, pasó a 3,1% en el período 2004-2013, y cerró el año pasado en un promedio de 2,1% desde 2014.
Gabriel Cestau, director ejecutivo del Observatorio Perspectivas, considera que el menor dinamismo responde a un estancamiento en la productividad laboral: “Si como país no nos metemos de lleno a implementar políticas públicas que se adapten a las nuevas realidades laborales y a cómo incrementar el capital humano a través de programas e incentivos de capacitación más modernos, nunca podremos dar el salto al desarrollo”.
Un análisis del centro de estudios que abarca un lapso más largo, incluyendo la década de 1980, revela que el crecimiento salarial promedio de Chile (2,1%) fue incluso más alto que el promedio de la OCDE en ese período (1,4%). En este mismo lapso, el crecimiento salarial fue más pronunciado para las mujeres (2,7%) que para los hombres (1,6%).
Ranking regional
De acuerdo con los datos de diciembre de 2023, la mayor diferencia entre ingresos de hombres y mujeres se registra en la Región de Antofagasta, con una brecha de 26%; la sigue Atacama, con un 25,2%. Estas dos regiones, además, son las que concentran un mayor ingreso imponible promedio, con montos de $1.379.570 y $1.276.790, respectivamente. Antofagasta, que históricamente ha ocupado el primer lugar entre los mayores ingresos regionales, ha tenido un crecimiento real promedio de los salarios de 2,8% en los últimos 30 años, por encima del promedio del país.
El tercer mayor promedio de ingresos lo registra la Región Metropolitana, con $1.229.663 y una brecha de 10,1%. Esta región, que concentra al mayor número de cotizantes del sistema, con un 44,8% del total, también ha tenido una evolución salarial por encima del promedio nacional. En este caso, el crecimiento de los salarios reales en los últimos 30 años ha sido de 3,2%.
Las menores diferencias salariales entre hombres y mujeres se dan en La Araucanía (4%), Aysén (6%) y Los Ríos (8,1%).