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Septiembre 15, 2022

Cuidado cuando miramos hacia afuera

Se aproxima una reforma en pensiones. Varias veces los actuales miembros del gobierno han apuntado al sistema uruguayo como referente, e incluso el ministro de Hacienda, Mario Marcel, en un seminario dijo “probablemente se va a parecer al caso de Uruguay”. Pero, ¿cómo es el sistema previsional de ese país?

El uruguayo es un sistema mixto, en que los trabajadores cotizan en dos pilares: 1) un pilar de reparto, administrado por un ente estatal autónomo llamado Banco de Previsión Social; y 2) pilar de capitalización individual, con empresas llamadas Administradoras de Fondos de Ahorro Previsional (AFAP) encargadas de invertir las cotizaciones de los trabajadores en el mercado financiero. Existen cuatro AFAP, una de propiedad estatal y tres privadas, y los trabajadores pueden elegir en cual afiliarse.

La tasa de cotización varía según el tipo de empleo y el monto del sueldo, pero en la mayoría de los casos es un 22,5% y predomina el componente de reparto: solo un 5,25% del sueldo se deposita en la cuenta individual del trabajador, mientras un 17,25% se dirige a financiar las actuales pensiones.

Al comparar los dos países, se encuentra que tienen desafíos previsionales muy distintos. Chile debe fortalecer el mercado laboral formal: el porcentaje de la población mayor de 14 años que trabaja y cotiza (empleo formal) es 53% en Uruguay, mientras que en nuestro país es de solo 35%. Esto es relevante, ya que en la futura reforma se incrementará la tasa de cotización, lo que encarece y desincentiva el empleo formal. El gran desafío será, entonces, minimizar este efecto al aumentar la tasa. Un estudio de nuestro Banco Central de 2017 encuentra que el efecto negativo sobre el empleo formal es mayor si la cotización extra se dirige a reparto o a ahorro colectivo no condicional a cotizar en lugar de a ahorro individual.

El desafío de Uruguay es la sostenibilidad financiera de su sistema. Las cotizaciones de los trabajadores en ese país no alcanzan a cubrir completamente las pensiones de reparto y destina recursos fiscales equivalentes al 6,25% del PIB para cubrir este déficit, situación que se agudizará en los próximos años por el envejecimiento de la población. Esto tensionará de forma importante la futura disponibilidad de recursos públicos en programas sociales, generando problemas de inequidad intergeneracional. Consciente de esto, la comisión de expertos convocada en Uruguay, el CESS, recomendó fortalecer el pilar de capitalización individual.

Por otra parte, gracias al fuerte componente de ahorro individual de Chile, tenemos más espacio fiscal para gastar en el Pilar Solidario: gastamos un 2% del PIB en solidaridad, mientras Uruguay gasta solo un 0,35%.

Al mirar otros países como referencia para la reforma, es crucial comenzar viendo las debilidades y fortalezas que tienen respecto a Chile. No vayamos a imitar lo que agudiza nuestras debilidades y lo que reduce nuestras fortalezas.

Fuente: La Tercera