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Mayo 7, 2018

Un 5,3% de jóvenes que cotizan para su pensión hace ahorro voluntario pero la mitad lo tiene invertido en el Fondo E

A la espera de que se anuncie una reforma al sistema de pensiones, la situación previsional de los jóvenes no es la mejor. Actualmente, hay 5,3 millones de cotizantes en el sistema previsional, de ese total, 661.741 son jóvenes menores de 25 años. Un 2% son menores de 20 años y un 10% tienen entre 20 y 25 años.

Según un estudio de la Asociación de AFP, las personas comienzan a cotizar a los 27 años, en promedio. Un ingreso bastante tardío si se compara a cuando comenzó el sistema, cuando la edad promedio era de 20 años. Este aumento etáreo implica una menor pensión, en torno a un 34%, calculan en el gremio.

El gerente general de la asociación Fernando Larraín, sostiene que no es raro que haya subido la media de edad de los que empiezan a cotizar, debido al mayor acceso a la educación superior lo que significa una “postergación” de entrada al mercado laboral.

Sin embargo, dice que lo que preocupa —desde una perspectiva previsional— no es que la gente no trabaje, sino que hay una gran mayoría que recibe boletas de honorarios o lo hace de manera informal, pero no están cotizando. Así señala que es algo que va a ser cada vez más común y existirá más tránsito entre lo formal y lo informal, por lo que recalca la importancia de que todos los trabajadores coticen de forma obligatoria.

“Al atrasar la entrada al mercado laboral lo que se hace es disminuir la cantidad de años que se contribuye para la pensión.

Para subsanar esto hay dos opciones: ahorrar más por un período más corto o, así como se ingresa más tarde, se salga del mercado laboral más tarde”, advierte.

Y es que el ahorro por cuenta propia tampoco presenta alta presencia del grupo menor de 25 años. A diciembre de 2017, un 5,3% de estos jóvenes tiene una cuenta de Ahorro Previsional Voluntario (APV), las que suman 17.081, el 65% de ellas con saldo. Sin embargo, del número total, el 49,8% lo invierte en el fondo con menor riesgo: el E, con 8.506 cuentas. En el selectivo A, de mayor riesgo, hay 2.679 y en el B, 2.292 cuentas.

Larraín asegura que cada uno puede elegir en qué fondo estar, pero, dado que es ahorro previsional y considerando el escenario de largo plazo de la inversión lo lógico sería asumir mayores riesgos.

“Falta más información y buscar incentivos para que los jóvenes también aprendan a tomar buenas decisiones. Que sean conscientes de que estando en el E, no les va a generar tantos espacios de retorno como en los de mayores riesgos; y en vista de que están pensando en 35 años más se pueden dar el lujo de correr ciertos niveles de riesgo”, afirma.

El 8,6% está en los fondos de menores riesgos

En cuanto a las cuentas obligatorias del total de cotizantes que tienen menos de 25 años se aprecia que la mayoría está en el selectivo B, fondo al que entran por defecto y que suma 570.967, al cierre del año pasado. Por otro lado, un 8,6% no está en el fondo que le correspondería por su edad, es decir, los más riesgosos (A y B), sino que están en los fondos C, D o E los que acumulan 57.665 cuentas de personas de esta edad.

El ejecutivo plantea que desde la política pública se debiera construir un patrón que por defecto sea más óptimo al que existe hoy en día, para que las personas entren al fondo más conveniente.

“Eso podría ser parte de la discusión del nuevo proyecto de ley. En vista de que un porcentaje importante toma esta decisión por defecto, se debiera tratar de buscar lo mejor para las distintas personas. Creo que hay espacio para avanzar en algo más óptimo que lo que tenemos actualmente”, asegura.

Además, añade que esto no es solo un problema previsional, sino que es un tema de educación financiera y que es un desafío que se tiene como país. “Hay muchas personas que toman decisiones conscientes, pero también hay otras qué lo hacen sin saber bien los costos o implicancias que estas tienen. Al mismo tiempo, en los últimos años ha habido ciertos llamados a estar en los fondos de menores riesgos y eso puede haber incentivado a las personas a cambiarse a esos selectivos”, dice.

Por último, Larraín hace un llamado a hacer un trabajo más activo desde la Asociación y desde las propias AFP, pero también a otros actores, como el Gobierno y los reguladores para generar mayores niveles de educación financiera y así ayudar a que las personas sean capaces de tomar las mejores decisiones.

Un joven que decide estar en el fondo D o E probablemente no tenga una buena pensión. Aunque haya cotizado todos los años y tenga una alta densidad, no va a generar buenos niveles de rentabilidad”.