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Enero 8, 2024
Pensiones en Suecia: Estudio recoge “lecciones” sobre el retroceso del reparto en un esquema mixto
La radiografía entregada por el Observatorio Perspectivas observó el exitoso cambio del sistema de pensiones de Suecia.
Aunque Suecia es reconocido por su sistema mixto de pensiones, el peso relativo del pilar de reparto en el mismo ha ido disminuyendo. El modelo nórdico se ubica en el “top ten” del ranking que elabora la consultora Mercer, en el puesto número nueve, por encima de Chile que se ubica en el 14.
Las tasas de reemplazo que entrega son de 65,3%, incluso por encima del promedio de los países de la OCDE (61%), aunque cuenta con ciertas ventajas estructurales en el mercado laboral que favorecen los niveles de ahorro y el sistema político ha logrado consensos para actualizar permanentemente los parámetros que definen la contribución.
Suecia, una de las cunas de los Estados de bienestar en el mundo y referencia en materia de derechos sociales, posee un esquema de beneficios definidos –cuentas nocionales-desde 1960, pero el envejecimiento de la población y el menor crecimiento económico los llevaron a incorporar, en 1994, un sistema mixto que incorpora contribuciones definidas administradas por el Estado, pensiones ocupacionales y ahorro voluntario, además de un pilar no contributivo.
Sin embargo, una de las “lecciones” que el Observatorio Perspectivas recoge sobre este sistema, es que con los cambios regulatorios que han definido las autoridades para darle sostenibilidad, se proyecta que en 40 años más la participación en la pensión total de las cuentas nocionales disminuya de 67% a 37%, con el consiguiente aumento de los otros componentes.
Las diferencias
Aunque el sistema político ha logrado consenso suficiente para definir parámetros que mantengan el funcionamiento del sistema, también hay elementos estructurales que determinan el resultado final del mismo. Un factor crucial es la mayor tasa de cotización previsional, que alcanza al 22,3% del salario, muy por encima de Chile (12,7% ) y también superior al promedio de la OCDE (18,2% ).
En el esquema “multipilar” del país europeo, un 16% del aporte se destina a las cuentas nocionales de contribución definida (NCD), un fondo común que se utiliza para pagar las pensiones presentes. Un 2,5% a las cuentas financieras de contribución definida (FCD), análogas a la capitalización individual chilena, con la diferencia de que el Estado las administra y las invierte en el mercado de capitales para obtener los mayores retornos. Otro 4,5% se destina a las pensiones ocupacionales, que representan convenios establecidos entre el empleador y los trabajadores.
Otro de los factores que determina el éxito del sistema mixto sueco es la baja informalidad laboral, que es de apenas un 4,3%, muy por debajo del 27% de Chile que atenta contra la densidad de cotizaciones.
Gabriel Cestau, director ejecutivo de Perspectivas, detalla que “las dos llaves principales para mejorar las pensiones son más ahorro individual y formalidad laboral. En el país nórdico la informalidad laboral alcanza apenas un 3,7% en mujeres y 4,9% en hombres porque tienen incentivos fuertes hacia la formalidad y penalización a la informalidad”. Un elemento clave para abultar el ahorro, además, es que hombres y mujeres jubilan a la misma edad, y la edad de jubilación está indexada a la esperanza de vida.
En cuanto al pilar no contributivo, análogo a la Pensión Garantizada Universal (PGU) chilena, su costo fiscal es elevado y llega al 7% del PIB. Sin embargo, su entrega es focalizada y los requisitos para obtenerlo son crecientes. “La tasa de reemplazo es aproximadamente 20 puntos porcentuales más alta, sí, pero el Estado sueco gasta 2,5 veces más de lo que se gasta en Chile como porcentaje del PIB y los trabajadores cotizan casi 10 puntos porcentuales más”, dice Cestau.
Las lecciones
Aunque el aporte de los trabajadores va en mayor medida a las cuentas nocionales, desde que en 1994 se incorporó la cotización de contribución definida al esquema mixto, la relevancia de los beneficios obtenidos a partir del ahorro personal ha ido en aumento, dado que mientras las cuentas nocionales crecen en promedio un 1,6% por año, el mayor fondo de pensiones (que cubre al 90% de los trabajadores) ha rentado 6,4% real por año.
Actualmente, un 39% de la pensión que recibe una persona (salario promedio) proviene de los componentes financiados con ahorro, aunque el aporte mensual es solo 31% del total. Con esta tendencia en los retornos y los cambios regulatorios que equilibran las cuentas nocionales, se proyecta que el peso relativo del ahorro individual en la construcción de las pensiones aumente desde 11,1% a 38,5% en los próximos 40 años, mientras las pensiones ocupacionales crezcan 16,6% a 21%.
Así, una de las conclusiones del informe apunta a que, para el caso chileno, reincorporar este pilar (de reparto) con resultados inferiores, una vez que se financió todo el costo de la transición, parece ilógico. “Los esfuerzos se deberían concentrar en mantener elevados los retornos y contenidos los riesgos a través de un régimen de inversión flexible y moderno”.
Gabriel Cestau, en tanto, opina que “en Suecia se hizo todo lo contrario a lo que se está buscando en Chile hoy, pues pasaron de tener un sistema 100% de reparto a incorporar un pilar de ahorro individual, idéntico al chileno. Aquí se está nadando contra la corriente, queriendo incorporar un pilar de reparto a un sistema de ahorro”.
Fuente: El Mercurio